Un día en las carreras

¿Un día en las carreras? ¡Por qué no! Ir a las carreras de
caballos es un plan mucho más completo de lo que crees. En los hipódromos no
solo hay competición, también tienes zona de restaurantes y se organizan
eventos que van desde actividades para toda la familia hasta sesiones de DJ.

Las carreras de caballos tienen una enorme tradición, pero
eso no quiere decir que sean cosa del pasado. Si te apetece un plan diferente,
que puedas hacer con amigos y te transporte a un mundo súper curioso y lleno de
glamour, aquí tienes uno.

Hay muchos tipos de hipódromos y carreras, y no tienes porqué pertenecer a
la nobleza para poder disfrutar de una experiencia fantástica. Los atractivos
son muchos. Para empezar, si te gustan los caballos, tendrás la oportunidad de
ver hermosos ejemplares en todo su esplendor. Luego, verás que el ambiente es
muy especial, como una gran fiesta, cada carrera es una celebración.

Una parte de las carreras de caballos, son las apuestas. No hace falta
gastar, con jugar, aunque solo sea un par de euros, verás cómo es más
divertido. Cuando empiece la carrera será como si fueras tú el jinete que monta
el caballo, y no podrás evitar picarte con tus amigos. Eso sí, te lo
advertimos: se pasan muchos nervios.

Forma parte de la tradición. Una zona de los hipódromos son las taquillas para hacer apuestas (sí, como en las películas), e incluso algunas de las casas que hay ahora en modalidad online, tienen su origen en los circuitos de las carreras de caballos.

Pero además de las pistas y las taquillas de apuestas, en los hipódromos también hay una amplia zona dedicada a la restauración. Podéis comer o tomar algo como si estuvierais en cualquier local de hostelería. En cierto modo, es como si fueran pequeñas ciudades dedicadas a los caballos; algunos hipódromos en Inglaterra tienen incluso varias plantas, con escaleras mecánicas para acceder de una a otra como si fuera un centro comercial. Es como ir a un parque temático.

Te proponemos dos visitas para pasar un día en las carreras de caballos como manda la tradición. Dos lugares muy emblemáticos, uno más cerca y otro más lejos, para que elijas según tus posibilidades y/o gustos.

Hipódromo de La Zarzuela (Madrid)

Seguramente no lo sabías, pero en pleno centro de la capital de España, en
el Paseo de la Castellana, hubo un hipódromo durante muchos años. El Hipódromo
de la Zarzuela se construyó para sustituirlo cuando lo cerraron en 1933.

Es el hipódromo más famoso de España y, como muchos otros, entre sus atractivos está el propio edificio. Sus gradas están declaradas Bien de Interés Cultural, y se dice que el edificio es uno de los mejores ejemplos arquitectónicos del racionalismo madrileño. Castizo, castizo.

Hay varias zonas que podéis visitar. Los amantes de los caballos no se
pueden perder el paddock. Antes y después de las carreras, se puede ir a ver
los animales, mucho más imponentes de cerca.

El Hipódromo de la Zarzuela cuenta con una parte dedicada a la gastronomía.
Tenéis el restaurante, que tiene muy buenas críticas, y también se puede comer
en la explanada central, picar algo entre carreras o tomarse una cervecita fría
o un refresco. Hay varias barras y foodtrucks para elegir.

A lo largo del año se organizan varias actividades pensadas para todo tipo de públicos, desde días especiales para familias hasta sesiones nocturnas de DJ en la explanada central. Además, si vas en grupo, podéis aprovechar el “Terraza Premium”. Tendréis acceso a una zona exclusiva, con vistas a la ciudad de Madrid, sus propias taquillas de apuestas y situado muy cerca de la línea de meta para que no perdáis detalle. En el precio, que es de unos 65€ por persona, se incluye catering y barra libre de cerveza, vino y refrescos, y todo con buena musiquita. Infórmate y reserva en [email protected]

Hipódromo de Ascot (Inglaterra)

Es posible que hayas oído hablar del Royal Ascot o, por lo menos, que hayas visto imágenes de la familia real británica elegantemente vestida para asistir a las carreras de caballos. Este es el evento más importante del año en este hipódromo, aunque no el único. Durante la semana del Royal Ascot más de 300.000 personas visitan la zona y no solo destaca en el mundo de los caballos, sino que es el evento social más importante de Inglaterra.

En el Royal Ascot hay un estricto código de vestuario, más que nada para los
que asisten al Royal Enclosure, la cuarta planta del hipódromo de acceso
exclusivo. Es ahí donde se junta la crème de la crème; aunque hay
entradas abiertas al público, los precios son prohibitivos y, además, si es la
primera vez que asistes, te tiene que invitar algún miembro que haya asistido
al menos durante cuatro años.

Pero no te preocupes porque Ascot es muy grande y hay sitio para todo el mundo. Asistir a Royal Ascot es toda una aventura, no solo por la visita en sí, sino por todo lo que implica, desde viajar a Inglaterra hasta elegir bien el sombrero que vas a llevar, que es muy importante. Aquí no vas solo a ver caballos, también vas a ver famoseo y aristócratas en un entorno que parece de cuento.

Ascot, en el condado de Berkshire, se encuentra a tan solo unos 10 kilómetros de Windsor, donde se puede visitar su famoso castillo. A este pintoresco pueblecito inglés puedes llegar con el tren desde Londres en unos 30 minutos, así que es ideal para una excursión de un día desde la capital británica. El contraste es brutal, y si realmente quieres ver la campiña inglesa y todo lo que representa, es una visita obligada. Más británico que el té de las cinco.

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