Santiago de Compostela es uno de los lugares que todo el mundo debe visitar
en su etapa universitaria. No importa la época del año, ni si vas acompañado o
decides lanzarte a la aventura tú solo, lo realmente importante es llegar hasta
esta ciudad gallega y disfrutar de la energía y magia que derrocha.
¿Por qué decimos que es ideal visitarla cuando todavía se está en la universidad? Básicamente porque Compostela es, y siempre será, el refugio de miles de estudiantes que cada septiembre llenan sus calles de vida con el arranque del nuevo curso. Pero no os creáis que son los libros los que nos importan, todo lo contrario: esa afluencia de jóvenes convierte a la capital gallega en el epicentro de las actividades culturales de toda la Comunidad. Así pues, Santiago de Compostela es el telón de fondo de algunos de los festivales de música más importantes, como O Son do Camiño, y de innovadoras iniciativas gastronómicas como el mercado de La Galiciana. Por no hablar de las numerosas exposiciones, conciertos y obras de teatro que tienen marcada en rojo a la capital gallega en sus programas.
Llegados a este punto seguro que estáis pensando que ciudades universitarias
hay muchas, y que las grandes metrópolis como Barcelona, Valencia o Madrid
pueden ofreceros una agenda cultural mucho más variada. Y es cierto, pero lo
que seguro que no os podrán dar ninguna de esas urbes es el ambiente que se
respira en las calles empedradas de Santiago, esas que recorren a diario
cientos de peregrinos tras días, semanas o meses en camino. Rúas cargadas
de historia, de sueños cumplidos, de etapas finalizadas, de inicios en el
horizonte.
Pero vamos a dejar a un lado las emociones para centrarnos en los datos
objetivos. A esta ciudad que conjuga como ninguna otra tradición y modernidad
se puede llegar de varias maneras, pues está perfectamente comunicada a través
de tren, avión o autobús con cualquier ciudad del resto de España. Los más
valientes pueden atreverse a llegar andando, escogiendo para ello alguno de los
7 itinerarios básicos que tienen como meta Compostela. Este número de la
suerte en
muchas culturas marca las rutas tradicionales del Camino de Santiago:
el francés, la vía de la plata, el inglés, el portugués, el portugués por la
costa, el del norte y el primitivo.
Independientemente de cómo lleguéis, lo que está claro es que hay ciertas cosas y determinados lugares que debéis hacer y ver sí o sí. Coged papel y boli, ¡nos vamos de viaje!
Por la mañana
En Santiago de Compostela el ajetreo es constante, pero es durante las mañanas cuando los estudiantes abarrotan las calles de la ciudad camino de las facultades. Ya no digamos los autobuses en los días de lluvia, que suelen ser casi todos. Por eso, lo mejor es aprovechar la mañana para hacer un poco turismo arquitectónico. ¿Primera parada? Obviamente, la Catedral, a la que recomendamos llegar antes de las 12:00, hora a la que se celebra la misa del peregrino y se suele llenar de gente.
Consejo para navegantes: el selfie perfecto lo conseguiréis desde el centro del soportal del Ayuntamiento, situado justo enfrente de la catedral. Tendréis que agacharos un poco para conseguir que toda la construcción entre en plano, pero valdrá la pena. Muy recomendable también es la visita a las cubiertas de la catedral, ya que ofrece una visión espectacular de toda la ciudad. Y por supuesto, no podéis abandonar el Obradoiro sin comprobar si habéis escogido bien vuestro futuro en el Árbol de las Ciencias.
Aprovechando que estamos en la llamada zona vella, y muy
cerquita de la facultad de Medicina, es recomendable desplazarse hacia ella y
visitarla por dentro. Justo enfrente de la facultad se encuentra el callejón de
San Francisco, que nos llevará hasta San Martín Pinario, otra construcción
digna de visitar. Si continuamos subiendo llegaremos a la Praza
Cervantes, en donde, si es verano, seguro que habrá algún músico callejero
tocando. Desde aquí, podremos recorrer la Rúa Calderería, una
larga calle que nos llevará hasta las facultades de Historia y Filosofía. Ambos
edificios imponen por fuera, pero la biblioteca de Historia es, sin duda, una
de las más espectaculares que veréis nunca.
Ya fuera del casco vello es interesante también visitar la facultad de Xornalismo, diseñada por el arquitecto portugués Álvaro Siza y galardonada con varios premios de arquitectura, y el antiguo hospital. Cerca de este último se encuentran las ruinas del Pazo de Espiño, construido a principios del siglo XX.
Para comer
Toca reponer fuerzas y para ello lo mejor es que nos desplacemos hasta la Rúa do Franco. Restaurantes y taparías se dan cita en esta estrecha calle que recorre la ciudad desde el Obradoiro hasta la Alameda. Hay locales para todos los gustos, pero os recomendamos especialmente el Submarino: sus huevos rotos con chorizo están de muerte.
Para ayudar a hacer la digestión qué mejor que dar un paseo por la Alameda,
desde la que podréis disfrutar de una de las mejores estampas de la catedral y
visitar la
estatua de las Dos Marías. Además, en plena Alameda hay un bar en el que
los árboles forman parte de su estructura, ideal para tomar un café o una
infusión para ayudar a bajar la comida. ¡Todavía queda mucho por ver!
Por la tarde
Vistos ya los emblemas de la zona vella, toca ahora recorrer las calles del ensanche. Esta es la parte más nueva de la ciudad y también la que acoge el mayor número de tiendas, cafeterías y bares. No obstante, una vez vista esta zona de Santiago, os recomendamos desplazaros hasta los parques de Bonaval o Belvís. Ambos son un oasis de paz en medio de la ciudad, pero si tuviéramos que decantarnos por uno lo haríamos por Bonaval: en su entrada se encuentra en el Centro Galego de Arte Contemporáneo (CEGAC) y el Museo do Pobo Galego. Y como aperitivo antes de la cena, qué mejor que tomar algo en el pub Momo, todo un emblema de la ciudad que cuenta con terraza interna y destaca especialmente por mantener el pavimento de la antigua calle que pasaba por el lugar en el que fue construido.
Por la noche
Las primeras cervezas de la noche se pueden tomar en algún pub de la zona vella: el Atlántico o la Casa das Crechas son buenas opciones. Si sois amantes de la música, os recomendamos echarle un vistazo al cartel de la Sala Capitol, en donde también podéis empezar la noche al ritmo de artistas internacionales y nacionales. Después, existen dos posibilidades: continuar la fiesta por los locales de la zona vella, como el Modus Vivendi, A Reixa, Albaroque o Tarasca; o bien dirigirse a la zona nueva para disfrutar de alguna de las discotecas con las que cuenta la ciudad. La elección depende de vuestros propios gustos y de lo que estéis dispuestos a caminar para volver a casa, aunque si no lo tenéis claro siempre podéis optar por hacer la ruta del París-Dakar.
Ya hemos visto lo más significativo de Santiago de Compostela, y eso que se nos han quedado algunas cosas en el tintero, como la visita a la Cidade da Cultura y al Museo Gaiás. ¿A qué estáis esperando?
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