» width=»1000″> ¿Conoces el bar más pequeño de la ciudad? Si es así, es porque sabes que se trata de un bar de diminuto espacio, un local activo desde 1829. Se encuentra ubicado al final la Rambla. En una ciudad repleta de bares, algunos resaltan por su longevidad y otros por sus popularidad, originalidad y precios económicos. Aunque solo uno presume ser el más pequeños de Barcelona.
En la ciudad de Barcelona donde reina el bullicio y la modernidad que se combina con la nostalgia de tiempos pasados se encuentra el bar más pequeño, el Kiosco Cazalla. Es un lugar pequeño pero lleno de encanto, su fama la ha ganado por su tamaño. Además de la calidez del ambiente y la calidad de las bebidas.
Tradición del bar más pequeño de la ciudad
Se inauguró hace más de 30 años por Don Manuel Casalla, un Kiosco que ha sido testigo de la evaluación de la ciudad. Casalla, un apasionado de la buena conversación, convirtió un pequeño espacio en un punto de encuentro para amigos, vecinos y viajeros. Actualmente, su hijo Joaquín Casalla sigue los pasos de su padre manteniendo la tradición familiar.
Un lugar acogedor en la ciudad
Este bar solo ocupa pocos metros cuadrados, lo que lo transforma en un refugio único para los que buscan escapar del día a día. Solo cuenta con una barra y un par de mesas altas, es un espacio está optimizado para promover la interacción entre el personal y los clientes. Aunque es un muy pequeño brinda una experiencia íntima y personalizada que muchos bares más grandes no se pueden igualar.
El bar más pequeño de la ciudad está activo desde 1829, aunque lleva su nombre después que legalizara la venta y comercialización de bebidas alcohólicas. Este nombre se debe a la costumbre entre estibadores y obreros del puerto que se toma un lingotazo de cazalla antes de comenzar a trabajar después del proceso de fermentación de un año que llega a 60 % que funciona como chupitos.
Costo de bebidas del bar más pequeño de la ciudad
Esta copa tenía un costo de solo 10 céntimos y una pasa de corinto dentro, conocida como “mosca”. Este local cerró a finales de los 90, y volvió a abrir sus puertas en 2005 de la mano de José Ángel de la Villa. Otra de las curiosidades, es que es el único bar en Barcelona en el permiten beber en la calle.
Una carta para conocedores
El Kiosco Cazalla se enorgullece de su selecta y variada carta de bebidas. Estos cócteles son especialistas de la casa, con mezclas que van desde los clásicos como el Old Fashioned y el Negroni hasta creaciones originales que llevan el sello distintivo del lugar. Asimismo, Joaquín mantiene una pequeña selecta de lista de cervezas y vinos artesanales que rotan de acuerdo a la disponibilidad y temporada.
Espacio para todos
Este pequeño bar atrae a una clientela variada. Los visitantes van desde jóvenes profesionales hasta jubilados. En este lugar encuentran un momento de dispersión donde fluye de forma natural la música suave y la luz tenue creando un ambiente perfecto para compartir historias y risas.
Eventos y catas
El Kiosco Cazalla organiza de forma regular eventos y catas captando la atención de los amantes de la buena bebida de toda Barcelona. Cada sesión representa una oportunidad perfecta para aprender de la buena bebida y acerca de la elaboración de cócteles.
Además, conocer a otras personas con intereses, degustar nuevas bebidas y conocer a otras personas que tengan los mismos intereses. Por ello, Joaquín siempre está dispuesto a compartir su conocimiento, asegurando que cada evento sea una experiencia entretenida y educativa.
Con el paso del tiempo y durante muchas décadas, este pequeño bar ha mantenido su esencia, adaptándose a los cambios sin perder su identidad. Este pequeño pero poderoso establecimiento continúa siendo un símbolo de calidad, tradición y comunidad en el vibrante escenario urbano.
Visita inolvidable
Para aquellos que aún no han tenido la oportunidad de visitar el bar más pequeño de la ciudad, el Kiosco Cazalla, promete una experiencia única. Más que un bar, es un rincón donde se tejen historias y se forjan amistades, un lugar donde el tiempo parece detenerse y la buena bebida y la compañía se valoran por encima de todo. Sin duda, el Kiosco Cazalla seguirá siendo, por muchos años más, el bar más pequeño con el corazón más grande de la ciudad.